Acogido por una gran ovación en el aula Pablo VI, Francisco se reunió con las Hermanas Discípulas de Jesús Eucarístico, que peregrinaban a Roma por el centenario de su fundación.
El papa animó a este grupo en su labor al servicio de las personas más marginadas de todo el mundo. Les recordó que hace un siglo sus fundadores empezaron emprendieron la difícil lucha contra un enemigo mundial: la pobreza.
FRANCISCO
Contra la primera guerra mundial (vuestra congregación) ofreció una guerra distinta: contra la pobreza y la injusticia. Contra la epidemia – la española – ofreció la epidemia del amor. Este es vuestro camino. Queridas hermanas, de todo ello sois testigos y herederas, pero también continuadoras, por medio de vuestra presencia en los cinco continentes, con los Centros Eucarísticos, los colegios, las misiones y todos los servicios que lleváis a cabo.
Las Hermanas Discípulas de Jesús Eucarístico sirven a las comunidades más pobres y necesitadas a través de obras educativas y de caridad en todo el mundo.
PA