Al día siguiente de la ceremonia de acogida, el papa se trasladó desde la Nunciatura Apostólica hasta los jardines de la Plaza del Imperio para confesar a algunos jóvenes.
Los casi 150 confesionarios que se utilizarán en esta Jornada Mundial de la Juventud fueron hechos en las cárceles de Paços de Ferreira, Oporto y Coimbra, por un grupo de internos. Para el director de la Prisión de Paços de Ferreira, esta iniciativa es ideal para demostrar que los presos pueden aportar a la comunidad.
El papa se entretuvo varios minutos en el confesionario mientras los jóvenes se agolpaban en los alrededores del parque para poder verle.
No es la primera vez que Francisco confiesa públicamente. Lo hace habitualmente en la ceremonia penitencial organizada en Cuaresma en el Vaticano.
El lugar escogido para estas confesiones es la plaza más grande de la Península Ibérica, la Plaza del Imperio. Fue construída en 1940 para conmemorar las fechas del origen de Portugal y de su independencia.
Al terminar, Francisco se acercó con el coche a saludar a las decenas de peregrinos que lo esperaban en la entrada del parque.
PA