El papa llegaba al último encuentro de su primer día en Lisboa entre los cánticos de los peregrinos que lo esperaban en la puerta.
Fue en el Monasterio de los Jerónimos con un grupo de obispos, sacerdotes y otros miembros de la Iglesia. Lo recibieron el patriarca de Lisboa, el presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa y el párroco del templo.
Ya en el altar, durante la homilía en el rezo de las vísperas, Francisco hizo alusión a las dificultades que atraviesa la Iglesia en países tradicionalmente cristianos y que llevan a una sociedad secularizada, alejada de la fe.
FRANCISCO
Y cuando se pierde la ilusión, nos salen mil justificativos para no echar las redes. Pero, sobre todo, esa resignación amarga, que es como un gusano que corroe el alma
Una de las soluciones que propone Francisco al problema de la secularización es involucrar a los laicos en ámbitos importantes de la Iglesia. Prueba de ello es el Sínodo de la Sinodalidad, que se celebrará en octubre, y en el que los laicos podrán votar por primera vez en la historia.
FRANCISCO
Y es un gran desafío, especialmente en los contextos en que los sacerdotes y los consagrados están cansados porque, mientras las exigencias pastorales aumentan, ellos son cada vez menos. Sin embargo, en esta situación podemos ver una ocasión para involucrar, con impulso fraterno y sana creatividad pastoral, a los laicos.
Por otro lado, Francisco volvió a hacer referencia, aunque sin mencionarlo explicitamente, al 'indietrismo', un concepto que ha desarrollado durante su pontificado para explicar la necesidad de vivir el presente, mirar al futuro y evitar caer en la nostalgia del pasado.
FRANCISCO
No es tiempo de detenerse. No es tiempo de rendirse. No es tiempo de amarrar la barca en la tierra o de mirar atrás; no tenemos que evadir este tiempo porque nos da miedo y refugiarnos en formas y estilos del pasado. No, este es el tiempo de gracia que el Señor nos da para aventurarnos en el mar de la evangelización y de la misión.
En el conjunto monumental del Monasterio de los Jerónimos de Belém se acogió la firma del Tratado de Lisboa de la Unión Europea, en 2007.
CA