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El nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe lamenta que en ocasiones se hayan manipulado sus palabras.
Entrevista de Rome Reports al nuevo prefecto del Dicasterio de la Doctrina de la Fe, mons. Víctor Manuel Fernández.
1. Usted viene de Argentina, donde se habla de la Teología del Pueblo, pero mucha gente parece hoy en día no saber qué es o cuál es su finalidad. Ahora, como prefecto para la Doctrina de la Fe, ¿cómo lo explicaría?
Es muy importante su pregunta porque me permite mostrar brevemente lo que la “teología del pueblo” tiene de específico y original. Esta teología insiste en buscar caminos para la liberación y promoción de los pobres pero “desde ellos”, no desde arriba o desde afuera, como si los ilustrados fuéramos los sabios liberadores que despiertan a la masa ignorante. La teología del pueblo valora la cultura propia de los pobres como un “humus” que puede ser fuente de una sabiduría diferente, porque la experiencia de la vida que ellos tienen les abre a otras categorías de conocimiento que los demás podemos ignorar.
Por ello la teología del pueblo valora tanto la religiosidad popular, pues reconoce a los pobres o a los sectores populares como verdaderos “sujetos”, capaces de vivir la espiritualidad “a su manera”. Es una manera legítima y auténtica, aunque no siempre responda a los cánones y normas de la Iglesia oficial.
2. ¿Cómo podemos diferenciarla (la Teología del Pueblo) de la Teología de la Liberación?
Algunas teologías cercanas a los pobres han insistido en la lucha contra los poderes opresores, pero con la finalidad de “despertar” al pueblo, al cual conciben como adormecido, ignorante, “alienado”. Eso no sólo estuvo presente en algunas teologías de la liberación de América latina sino también en la formación recibida por muchos sacerdotes en España, por ejemplo (tanto progresistas como conservadores). Corren el riesgo de no reconocer a los pobres como sujetos, sino sólo como objetos de su acción liberadora que viene a “desalienar” a los ignorantes. Algunos teólogos de la liberación, como Gustavo Gutiérrez o Víctor Codina, por ejemplo, han sido más cercanos a los postulados de la teología del pueblo y han reconocido más claramente la acción del Espíritu Santo en la vida de los pobres.
3. Mucha gente tampoco entiende el concepto de sensus fidei y sinodalidad. ¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta la Iglesia y a los que se quiere dar respuesta con el Sínodo? ¿Dónde nos lleva este Sínodo sobre la sinodalidad?
Esta pregunta inteligente también da lugar a una importante clarificación que ayude a comprender mejor el pensamiento de Francisco. Porque se corre el riesgo de entender la sinodalidad de un modo elitista: como una metodología accesible a grupos más “formados”, que pueden participar con mucha libertad, proponer cosas originales, etc. ¿Pero dónde queda el pueblo allí? Y la Iglesia es el pueblo de Dios. El gran desafío es una reflexión sinodal que nos ayude mejor a ser una Iglesia “del pueblo”, donde todos, hasta los más sencillos e incluso los que sean algo rebeldes, puedan sentirse parte, tengan canales para expresarse y puedan ser verdaderamente escuchados y hacer su aporte. Esto excede cualquier metodología porque es inaferrable para una encuesta que siempre será un mecanismo muy imperfecto. La propuesta sinodal de la Iglesia apunta a una transformación honda de la Iglesia, y si nos quedamos encerrados en dos o tres temas de moda nos perderemos esta hermosa oportunidad.
4. Como prefecto, asume importantes temas para Iglesia actual. ¿Cómo se deben enfrentar los abusos dentro de la Iglesia y cómo lo hará?
Insisto en que la sección disciplinar del dicasterio, que trata las acusaciones de abusos, hoy tiene profesionales muy capacitados y está actuando muy bien. Dado que yo no soy canonista entiendo que lo mejor que puedo hacer es dejarlos trabajar a ellos con libertad y sólo estar disponible para lo que puedan necesitar. También está bajo el paraguas del Dicasterio la Comisión de protección de menores, conducida por el Cardenal O ́Malley pero que trabaja de modo muy autónomo. Todo esto no porque el tema no se considere importante. Al contrario, es un drama que nos humilla y nos preocupa, pero por eso mismo creo que es mejor dejar trabajar con libertad a los que saben de ello y no entretenerlos, distraerlos o quitarles su tiempo de trabajo. En cambio, dado que yo soy teólogo y que el Papa me lo ha pedido, dedicaré especial atención a la sección doctrinal.
5. Su Dicasterio afirmó en 2021 que no se podía bendecir a parejas homosexuales, ¿sigue usted esta línea? En una entrevista, habló de evitar bendiciones que puedan provocar confusiones, ¿a qué se refiere? ¿Hay que repensar esta cuestión?
Es un tema que da para mucho y creo que hay que reflexionarlo mucho mejor. El asunto es que la Iglesia llama “matrimonio a una unión exclusiva y estable de un varón y una mujer que en su diferencia se complementan recíprocamente y por ello están naturalmente abiertos a engendrar nueva vida. El rito del matrimonio sólo se aplica a esta realidad y se evitan ritos que puedan confundir al respecto. No obstante, la cuestión de la conveniencia o no de dar bendiciones que no se confundan con ese rito, es algo que se puede seguir analizando y conversando. De todos modos, tengo que escuchar a otros, porque en el Dicasterio yo no seré una especie de ser infalible que bajará a dar órdenes, sino que propondré iniciar procesos de reflexión.
6. Otro de los temas importantes es el camino sinodal alemán, ¿cómo enfrentará esta cuestión?
Escuchando para poder comprender las intenciones legítimas que pueda haber detrás de las propuestas y analizando los diversos caminos alternativos que puedan responder, al menos parcialmente, a esas inquietudes.
7. En la carta que le dirige el papa, le dice que el Dicasterio llegó a utilizar métodos inmorales. ¿Cree que Francisco se refiere a que la Doctrina de la Fe ha sido muy dura con los teólogos? ¿Hay algún teólogo que para usted deba ser rehabilitado?
Se refiere a la época de la Inquisición, no a las últimas décadas. No obstante es verdad que aun en el siglo pasado, si bien no había torturas o muertes, hubo ciertos mecanismos de “inteligencia” y a veces formas de acoso que podían hacer la vida muy pesada a algunas personas.
8. Usted habló con su predecesor, Ladaria. También afirmó que se reuniría o llamaría a Müller. ¿Quiere, de esta forma, tender puentes con el sector de la Iglesia opositora a Francisco? De qué le gustaría hablar con él?
Tengo un gran respeto por Ladaria, que además ciertamente no fue un “perseguidor”. Es una persona de enorme amabilidad, capacidad de diálogo y deseo de buscar los caminos menos agresivos. Dije que pensaba en la posibilidad de reunirme con Müller, pero vi que recientemente ha dicho que yo soy formalmente un “hereje”, de manera que no veo que pueda tener algún interés en hablar conmigo, prefiero no hacerle sufrir. Permítame por favor volver a aclarar algo. Lo que no me gusta es que sigue afirmando algo falso: ya expliqué muchas veces en distintas entrevistas que no sostengo que el Papa pueda estar en otra Diócesis. El Papa es el Obispo de Roma. Pero esto se refiere a la Diócesis de Roma, no a la ciudad en un sentido civil. Por lo tanto podría vivir en cualquier barrio de Roma. Es más, podría vivir en Guidonia, que es una ciudad distinta de Roma pero que tiene parroquias de la Diócesis de Roma.
Precisamente por esta razón Sandro Magíster escribió a continuación una nota titulada: “Il Papa cerca casa a Guidonia”. Magister entendió mis palabras mejor que Müller. No comprendo por qué el Cardenal sigue repitiendo esa acusación de herejía a pesar de que ya lo he explicado muchas veces. No quiero ofenderlo, porque es una persona inteligente y probablemente con buenas intenciones, pero me trata de hereje y eso es una ofensa al Papa que me ha designado. Si tuviera más cuidado con sus palabras se ganaría un mayor respeto.
9. A nivel personal, cómo ha llevado las distintas polémicas que ha suscitado su nombramiento? ¿Cree que han sido injustos algunos comentarios que le han dirigido?
Así como lo que le acabo de mencionar, hay muchas otras acusaciones injustas y no éticas, porque colocan entre comillas cosas que yo jamás he dicho, y muchos otros repiten lo mismo sin chequear. Sería para demandarlos, porque provocan escándalo en personas que les creen ciegamente, pero sabemos que en Internet hay pocas regulaciones que le permitan a uno defenderse de estas maldades. Sólo un medio, Infovaticana, tuvo la decencia de retractarse, cosa que he agradecido de corazón.
10. Le tengo que preguntar por su libro 'El arte de besar'. ¿Puede explicar o aclarar el contenido para aquellos que tachan la obra de hereje? ¿Hoy en día lo volvería a escribir o cambiaría algo?
El libro no contiene ningún error doctrinal, tiene citas de grandes maestros de la Iglesia, como San Buenaventura que decía que en la encarnación de Cristo Dios nos besa y nosotros besamos a Dios. Es un libro que me propuso el grupo juvenil de mi parroquia hace unos 40 años. Algunos de esos jóvenes muy formados me decían que era muy difícil proponer la abstinencia sexual a los novios, pero que sería más fácil por la positiva, es decir, alentándolos a crecer en otras formas de expresar el amor que irían preparando una sexualidad más rica en el matrimonio.
Me asombró la capacidad de estos dirigentes y les dije inmediatamente que sí. Ellos mismos trabajaron haciendo encuestas a otros jóvenes, reuniendo información, juntando poemas, pero yo les pedí que me permitieran darle el formato final, agregar algunas frases, unificar el estilo, etc. El libro prestó un buen servicio, acorde con la finalidad de ser una catequesis original para jóvenes. Pero hoy, casi con 61 años no escribiría eso, me da cierto pudor. Además considero que en el contexto actual hay que dejar que los laicos formados traten esos temas sin intervenir demasiado, salvo para agregar consideraciones espirituales o éticas.
11. ¿Qué ha supuesto para usted, teológicamente, su trayectoria como párroco que, además, el papa menciona en la carta?
Mucha felicidad, la alegría de haber compartido ocho años con una hermosa comunidad, llena de vida, con grandes deseos de crecer, enamorada de Jesucristo. Esa comunidad me enseñó a orar, hizo un gran bien a mi fe. Y si ahora tengo que dedicarme a la doctrina de la fe, ¿no es bueno que esa comunidad haya fortalecido mi fe, para que hoy además de teólogo sea creyente?
12. ¿De qué forma van unidas la doctrina y la pastoral? ¿Cuál es su estilo teológico?
Inseparablemente unidas. Por un lado porque la pastoral alimenta a la teología, la estimula a desarrollarse, a crecer, a descubrir nuevos aspectos del Evangelio que siempre nos sorprende. Por otra parte, una teología sólida y renovada puede darle a la pastoral una profundidad y una luminosidad mayor. Pero agregaría que la relación con la pastoral ayuda a la teología en su modo de expresarse. Porque uno puede expresarse de un modo muy ortodoxo, pero que provoca mucho dolor a la gente, que llega como una bofetada, que no reconoce sus dramas y sus luchas. Un corazón de pastor como el del Papa Francisco ayuda mucho a no caer en esas formas de crueldad.
13. ¿Cuáles cree que son los retos a futuro del Dicasterio que ahora preside y, personalmente, en qué se quiere centrar usted?
En lo que tan claramente ha expresado Francisco en la carta que me dirigió. Allí está todo dicho.
14. ¿Qué balance hace del pontificado del papa Francisco hasta este momento? ¿Cree que le queda algo importante por hacer, además de concluir el Sínodo?
No sé si conviene alimentar un exceso de expectativas sobre el Sínodo. Francisco alienta distintas formas de sinodalidad más allá de un mes de Sínodo, y hay caminos hermosos de sinodalidad en muchas comunidades del mundo. No obstante, este Sínodo debería ser un potente aliento para seguir caminando en esa línea y “generar procesos”, procesos más fervorosos y decididos, que es lo que le gusta al Papa.
Esperemos que eso se logre, no dudo que el Espíritu Santo tiene ganas.
CA/JRB