El Papa Francisco envió al limosnero pontificio, al cardenal Krajewski, a varias ciudades ucranianas y, en concreto, a Jersón, la ciudad del sur devastada por las inundaciones provocadas por la destrucción de una presa.
El cardenal llevó consigo alimentos y suministros médicos, aunque sobre todo lo que está llevando es el afecto del pontífice.
En un mensaje enviado al Vaticano, el Cardenal Krajewski dijo que se encontró un panorama desolador. Porque la ciudad está casi desierta y sigue sufriendo ataques activos y bombardeos. Pidió oraciones por la gente e instó a todos a no acostumbrarse a esta guerra.
El cardenal polaco pronunció estas palabras mientras tanto, otro cardenal, Matteo Zuppi, estaba realizando otra parte de la misión de paz encargada por el papa, camino a Moscú.
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JRB