Ancora vivo, todavía vivo.
Así respondió Francisco cuando el presidente de Brasil, Lula da Silva, le preguntó por su estado de salud durante su encuentro, pocos días después de haber salido del hospital.
Al presidente brasileño lo acompañó la primera dama Rosângela da Silva, quien entregó unos regalos al pontífice. Entre ellos, una estatua de una devoción brasileña.
Es la imagen de 'Nuestra señora de Nazaré de Belém'. Todos los años, durante el mes de agosto se hace una procesión con la imagen de la Virgen desde la catedral de Sao Paulo hasta el santurario en Belém.
En respuesta, el papa les ofreció la imagen con la inscripción “la paz es una flor frágil”.
Estamos en tiempo de guerra, y la paz es muy frágil. Yo les voy a regalar esto que hacemos nosotros aquí en nuestros talleres.
Al finalizar el encuentro, el presidente Lula da Silva se reunió con Monseñor Edgar Peña Parra, Subsecretario de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado. Hablaron sobre la promoción de la paz, la lucha contra la pobreza y la protección del medio ambiente.
PA
