Cada vez que el Papa hace un viaje apostólico tiene una reunión privada con los jesuitas del país que después publica la Civiltà Cattolica, la revista de la Compañía de Jesús en Italia.
En su viaje a Hungría, los jesuitas le preguntaron su rol como provincial de la Compañía de Jesús durante la dictadura argentina entre 1976 y 1983.
Francisco explicó que ya fue preguntado en juicios sobre si colaboró con la dictadura. Entonces aclaró su inocencia y, años después, se encontró en Roma a dos de los jueces. Uno de ellos le confesó que en 2010 habían recibido indicaciones del Gobierno de “cortarle la cabeza”.
El Papa también abordó con los jesuitas cómo tratar a los sacerdotes que han cometido abusos. Subrayó que, aunque sean “hermanos”, “condenarlos es un acto de caridad”. Y que, al mismo tiempo que “merecen castigo, merecen también atención pastoral”.
Y explicó por qué ha hecho obligatorio obtener una concesión para celebrar Misa según el rito romano de 1962. A su juicio, “las buenas medidas pastorales puestas en marcha por Juan Pablo II y Benedicto XVI se estaban usando en modo ideológico”.
RM