Esta imagen, en las puertas del Policlínico Gemelli de Roma, ha dado la vuelta al mundo. El Papa Francisco, después de tres días de ingreso hospitalario, decidió frenar el coche y bajarse. Quiso atender y consolar a una familia que había perdido esa misma noche a su hijo.
Puede parecer un gesto banal, pero en una persona de 86 años, que ha estado hospitalizada por una bronquitis, tiene especial mérito. En el fondo responde a algo que predica con insistencia, la parábola del Buen Samaritano, que se detiene para atender a quien está abandonado en el camino.
PAPA FRANCISCO
“Ser capaces de tener compasión: esta es la clave. Esta es la clave. Si no sientes compasión ante una persona necesitada, si tu corazón no se conmueve, significa que algo está mal. Ten cuidado, tengamos cuidado. No nos dejemos arrastrar por la insensibilidad egoísta”.
Frente a quienes se limitan a predicar la doctrina, el Papa Francisco cree necesario mostrar el ejemplo. Como cuando hace pocas semanas, en una parroquia de Roma, decidió sentarse a confesar él mismo a los fieles. Es lo que reclama a los párrocos.
FRANCISCO
“Perdonad todo. Deja que la gente diga sus cosas. Y ustedes lo reciben como Jesús con la caricia de vuestra mirada, con el silencio de vuestra comprensión. Por favor, el Sacramento de la Confesión no es para torturar, sino para dar paz”.
El beso de los pies quienes están encarcelados es ya algo habitual para el Papa en el Jueves Santo. Pero desde hace un año, cuando comenzó a empeorar la movilidad de su rodilla, la exigencia es aún mayor. Y en esta Semana Santa lo ha hecho con delincuentes menores de edad, a quienes ha trasladado un gesto de esperanza y dignidad.
PAPA FRANCISCO
Cada uno de nosotros puede decir: si el Papa supiese lo que llevo dentro... Jesús lo sabe y nos ama así como somos. Y nos lava los pies a todos nosotros. Jesús no se asusta de nuestras debilidades.
Por si no fuera poco el gesto de atención a quienes la sociedad considera marginales, hay que recordar que era la segunda vez que iba a este penal infantil. Un mensaje muy claro, y muy visible, de cuál debe ser la prioridad de un cristiano. Un mensaje que se transmite con más contundencia que cientos de homilías.
AO