El Papa continuó con su ciclo de cataquesis sobre el celo apostólico. Esta vez habló de la conversión de san Pablo y explicó que pasó de querer destruir la Iglesia a abrazar el Evangelio porque tuvo un encuentro con Dios. Y que el celo apostólico no depende de los estudios de una persona sino de su relación con Cristo.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS
Queridos hermanos y hermanas:
En este ciclo de catequesis dedicadas al celo apostólico, hoy reflexionamos sobre la figura del apóstol san Pablo. Su ejemplo es emblemático en este tema. Recorriendo su vida, vemos que Saulo —que era el primer nombre de Pablo— siempre fue un apasionado de la Ley de Dios, la defendía con radicalidad. Ese celo ardiente que lo caracterizaba no desapareció después de su conversión, sino que se transformó: por la acción del Espíritu Santo, Pablo pasó de querer destruir la Iglesia a abrazar la causa del Evangelio, anunciando a Cristo en todos los lugares donde iba y formando nuevas comunidades cristianas.
Esto nos enseña que lo que origina la pasión por el Evangelio no es la personalidad o los estudios de una persona —que ciertamente pueden ayudar—, sino que es el encuentro con Cristo. Como le sucedió a san Pablo, vemos que el auténtico celo apostólico surge de una experiencia de “caída y resurrección”, que nos lleva a reconocer la Vida verdadera.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. En este camino cuaresmal, pidamos al Señor que aumente en nosotros el “celo” por el Evangelio de Cristo, que nace de reconocernos “pecadores perdonados” y de acoger en nuestra vida la gracia del amor de Dios. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.
RM
TR: AT