Esta foto dio la vuelta al mundo. Tres nigerianos realizaron 11 días de travesía hasta llegar a España en la pala del timón de un petrolero.
Desde Migraciones de la diócesis de Canarias les ayudaron a pedir asilo internacional. El testimonio de Henry les llamó la atención.
José Antonio Benítez
Migraciones de la Diócesis de Canarias
Él quiere huir de Nigeria y le daba igual dónde fuera el barco, es decir, solo se escondió y empezó a rezar porque él es cristiano católico, y era la segunda vez que se jugaba la vida en el Atlántico, en este hueco del timón. Ante la situación de sufrimiento y dolor, y ver cómo su mujer y su hijo están pasando necesidad, él toma la decisión y dice: “Yo tengo que intentar arreglar esto y auncuando ponga en riesgo mi vida, yo lo voy a intentar otra vez”.
Henry tuvo éxito en su primer intento y llegó hasta Noruega. Pero a los tres meses lo devolvieron a Nigeria. Es una historia que se repite en tantos otros migrantes o refugiados. Durante el viaje del papa a Malta, pudo escuchar el testimonio de Daniel, un joven que lo intentó hasta en tres ocasiones.
DANIEL
“Me subí a un barco de dos metros de ancho y 10 de largo, rodeado de cien personas. Navegamos 10 horas hasta que un barco italiano vino al rescate. Me emocioné. Estaba lleno de alegría. La gente se puso de rodillas, daban gracias a Dios. Entonces fue cuando descubrimos que el barco estaba dirigiéndose a Libia. Nos devolvierion y la Guardia Costera nos llevó a prisión”.
Solo en el Mar Mediterráneo se calcula que en los últimos 8 años fallecieron o desaparecieron unas 26.000 personas. Y eso sin contar con los que mueren en el desierto del Sáhara o en Libia.
CA/DA