El último mensaje que Francisco dejó a los habitantes de Sudán del Sur fue el de no dejarse corromper por el odio ni el dolor que llevan sus espaldas.
Sudán del Sur es el país más joven del mundo: fue fundado en 2011 pero desde entonces vive lastrado por los conflictos internos entre distintas tribus.
La mitad de sus casi 11 millones de habitantes habitantes son desplazados internos que malviven en un mundo caótico que no hace más que favorecer el salvajismo en sus distintas formas: desde pequeños robos hasta violaciones o asesinatos. Y eso por no mencionar la guerra.
FRANCISCO
Depongamos las armas del odio y de la venganza para abrazar la oración y la caridad. Superemos esas antipatías y animadversiones que, al mismo tiempo, se han hecho crónicas, y que pueden fomentar el enfrentamiento entre tribus y etnias. Aprendamos a poner sobre las heridas el sal del perdón que quema pero cura.
Francisco trató de infundir ánimos y explicar porqué en medio de un mundo difícil como el de este país, vale la pena no dejarse corromper por el odio o la venganza.
FRANCISCO
Y, aunque el corazón sangre por los males recibidos, hermanos y hermanas, renunciemos de una vez por todas a responder al mal con el mal y estaremos bien dentro de nosotros mismos. Nos tenemos que acoger y amar con sinceridad y generosidad, como hace Dios con nosotros. Custodiemos el bien que hay en nosotros, no nos dejemos corromper por el mal.
Al pontífice se le vio cansado y en alguna ocasión el bostezo le sorprendió durante la homilía. Al terminar la misa se fue al aeropuerto para poner punto final al que ha sido su viaje internacional número 40 en casi 10 años de pontificado.
JRB
