Durante el vuelo de regreso a Roma tras el viaje a República Democrática de Congo y Sudán del Sur, los periodistas recordaron al papa que en 2019 había realizado un gesto insólito al besar los pies de los líderes enfrentados de Sudán del Sur para pedirles que llegaran a un acuerdo que pusiera fin a la guerra. Le preguntaron si estaría dispuesto a hacer lo mismo con los presidentes de Ucrania y Rusia. Esta fue su respuesta:
Yo estoy dispuesto a reunirme con los dos presidentes, el de Ucrania y el de Rusia, estoy disponible. Si no fui a Kiev es porque en aquel momento no fue posible ir a Moscú, pero el diálogo no se paró, es más: el segundo día de la guerra fui a la embajada rusa para decir que quería ir a Moscú para hablar con Putin, con la condición de que abriera una pequeña ventana para el diálogo. Luego el ministro Lavrov me dijo que consideraba bueno pero que “veremos más adelante”.