El Papa se desplazó hasta el Freedom Hall, un pabellón multiusos de Juba donde normalmente se reúne la Asamblea Legislativa Nacional de Transición de Sudán del Sur. Allí Francisco recibió a varios grupos de desplazados internos.
El moderador de la Iglesia presbiteriana de Escocia, Iain Greenshields, pronunció una breve oración al inicio.
Os agradecemos este espacio y pedimos que sea para todos un espacio de paz.
La coordinadora de refugiados de la ONU en Sudán del Sur contó que el país tiene dos millones de desplazados internos y otros dos millones ya lo abandonaron. Actualmente es la mayor crisis de refugiados en África.
Los programas cada vez tienen menos recursos y este año, los cooperadores contarán con 1.700 millones de dólares para atender a 6,8 millones de personas. Menos de 250 dólares por cada una.
Son las mujeres, los niños, los ancianos y las personas con discapacidad las que sufren más.
Varios desplazados de los campos de Bentiu, Malakal y Juba contaron los problemas de hambre y hacinamiento en las instalaciones. Y agradecieron al Papa que fuera a visitarles a pesar de sus problemas en la rodilla. Francisco les dio palabras de esperanza y un encargo.
FRANCISCO
Es una necesidad absoluta evitar la marginación de los grupos y la ghetización del ser humano.
El Papa también insistió en el respeto y la promoción de la mujer en el país.
FRANCISCO
Las madres, las mujeres, son la clave para transformar el país. Si reciben las oportunidades necesarias, a través de su esfuerzo y actitud por custodiar la vida, tendrán la capacidad de cambiar el rostro de Sudán del Sur.
Por favor: proteged, respetad, valorar y honorar a cada mujer.
Los sursudaneses se despidieron con un baile.
RM