Francisco recibió en la nunciatura apostólica en Kinshasa a varias obras de caridad.
Entre ellos hay gente que atiende a leprosos en el hospital la Rive, al noroeste de Kinshasa. Con su trabajo salvaron la vida a Tekadio Vangu Nolly, rechazado por su familia a pesar de ser católica. Contó cómo al presentar manchas en la piel, en el pueblo convencieron a sus padres de que era un brujo. Pero la Iglesia le ayudó.
Gracias a Dios encontré a una fiel de la parroquia de San Martín que comprendió la naturaleza de mis manchas. A través de ella fui admitido en el hospital de la Rive, donde en noviembre de 2004 me diagnosticaron la lepra.
Francisco escuchó también el testimonio de una argentina que trabaja en el colegio FASTA Père Fosbery de Kimbangu1, al oeste del país.
Sus alumnos cantaron ante el Papa y le hicieron sonreír.
Francisco agradeció a todos la labor que desempeñan y puso un ejemplo de la naturaleza para explicar el cambio que generan.
FRANCISCO
Mientras otros los descartan, vosotros los abrazáis. Mientras el mundo los explota, vosotros los promovéis. La promoción contra la explotación, este es el bosque que crece frente la violenta deforestación del descarte.
Y puso deberes al mundo desarrollado, dar mucho más protagonismo a África y hablar de sus vidas con dignidad.
FRANCISCO
He venido aquí animado por el deseo de dar voz a quien no la tiene. ¡Cuánto querría decir a los medios que le den más espacio a este país y a África entera.
Francisco agradeció a todos su presencia, les animó a hacer red entre ellos, recordó que la fe sin obras está muerta y concluyó su segundo día en República Democrática del Congo.
RM
