Las primeras palabras de Francisco en la República Democrática del Congo fueron duras. Desde el corazón del continente africano denunció la explotación salvaje de sus recursos por parte del primer mundo.
FRANCISCO
Sucede la paradoja de que los frutos de su tierra se convierten en 'extranjeros' para sus habitantes.
África no es una mina para explotar o un suelo que saquear.
República Democrática de Congo es un país rico en un nuevo oro negro: el coltán, material clave para la fabricación de smartphones, tablets y ordenadores. Pero su explotación cuesta sangre. Más de un centenar de grupos armados, por ejemplo, se disputan las zonas de extracción ilegal para obtener dinero con el que comprar armas. Y esta es una situación que se repite con otros recursos como los diamantes.
FRANCISCO
El veneno de la codicia ha ensangrentado sus diamantes.
No podemos acostumbrarnos a la sangre que corre en este país desde hace décadas, causando millones de muertos sin que muchos lo sepan. Que se conozca lo que está sucediendo aquí.
Francisco pidió a las autoridades locales que actúen con transparencia y que inviertan en educación. Y a la comunidad internacional que ayude a desarrollar países como este sin caer en el asistencialismo que impide el desarrollo.
JRB