En su catequesis semanal, Francisco se centró en el modo que Jesús tenía de evangelizar. Dijo que fue un “modelo insuperable” por cómo anunció el Reino de Dios “con gestos y palabras”. También advirtió a los catequistas de que su labor implicaba “sufrir y arriesgar”.
RESUMEN DE LA CATEQUSIS
Queridos hermanos y hermanas:
En el ciclo de catequesis dedicadas a la pasión por evangelizar —que comenzamos el miércoles pasado—, hoy reflexionamos sobre la persona de Jesús, que es el modelo insuperable de todo evangelizador. Jesús anunció el Reino de Dios con gestos y palabras, pero sobre todo con su propia vida. Él es el Buen Pastor que no se conforma con cuidar a las ovejas que están en el rebaño; sino que, sin medir los sacrificios, va en busca de las que están alejadas y perdidas.
También nosotros estamos llamados a imitar ese modo “pastoral” de vivir. El primer paso para poder imitar a Jesús es rezar, es decir, tener momentos de intimidad con Dios, para que nuestro corazón se configure con el suyo y vayamos adquiriendo sus mismos sentimientos. Si somos verdaderos testigos de la alegría del Evangelio, descubriremos dos verbos propios de la tarea pastoral: sufrir y arriesgar. Sufriremos porque Dios no es conocido y amado, y tendremos que tomar decisiones arriesgadas, para que todos puedan encontrarse con Él y experimentar su amor.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos a Jesús, Buen Pastor, que nos conceda un corazón semejante al suyo, dispuesto a cuidar con ternura de todos los hermanos y hermanas que Él mismo nos confía, de modo especial los que se sienten perdidos o están alejados de su Presencia, que alegra y da vida. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.