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CARLOTA VALENZUELA
Peregrina Finisterre-Jerusalén
Ya estoy en camino, primer día de ruta. La verdad que esta mañana tenía la sensación de estar menos preparada que nunca.
… a esta otra, ha pasado un año. Carlota Valenzuela, la peregrina que recorrió 6.000 kilómetros desde Finisterre hasta Jerusalén llegó a la Ciudad Santa, pero descubrió que su peregrinación tenía otro destino. A medida que hacía su viaje, la salud de su abuela empeoró y se vio obligada a cambiar sus planes.
CARLOTA VALENZUELA
Peregrina Finisterre-Jerusalén
Por lo que adelanté varias semanas mi entrada en Jerusalén y eso me hizo que, cuando entré, sentí como si fuese a un examen para el que no había estudiado. Iba completamente sintiéndome cero preparada y supongo que esa es la forma de afrontar estas cosas. Sabiendo que uno nunca se puede preparar y que no hay forma de preparase y que esto no va de uno mismo.
Aprendí que uno nunca está preparado.
Carlota tenía pesando hacer un retiro de una semana en Getsemaní y estudiar en profundidad la Pasión antes de entrar en Jerusalén. También visitar todos los lugares santos, pero debido a la gravedad del estado de salud de su abuela solo estuvo en la ciudad unas tres horas. Espiritualmente fue una experiencia fría, aunque después comprendió su significado.
CARLOTA VALENZUELA
Peregrina Finisterre-Jerusalén
Cuando llegué a Jerusalén fue muy llamativo para mí porque no sentí nada. Llegué al Santo Sepulcro, besé esa piedra y no sentí nada. Y pensé: “jolín, después de todo el esfuerzo que he hecho para llegar aquí... ¿Cómo es que he llegado aquí y no siento nada?”. Entonces tomé el vuelo, llegué a casa, llegué el domingo por la noche y fue llegar del aeropuerto corriendo a ver a mi abuela, a tomarla de la mano y en el momento en el que me reuní con ella sentí que ya sí había llegado. Que ese era mi Jerusalén.
Carlota cuenta cómo al llegar a casa de su abuela y acompañarla en el final de su vida, sobre su mesilla había una fotografía de la peregrina con el Papa. Su abuela la tuvo a su lado en sus últimos días.
Después de reunirse con los suyos y digerir la experiencia, Carlota ha vuelto a Jerusalén. Está segura de que su abuela la acompaña y quiere que esta vez juntas puedan conocer de cerca los lugares por los que caminó Jesús.
Rodrigo Moreno Quicios