En el funeral de Benedicto XVI celebrado en la Plaza de San Pedro, el secretario personal del papa emérito, Georg Gänswein se arrodilló y besó su ataúd.
En la celebración, el Papa pronunció una plegaria en latín pidiendo a Dios que dejara entrar en el Cielo a su predecesor.
Y al final de la celebración, Francisco se acercó al féretro transportado por los mayordomos vaticanos, lo acarició y rezó apoyado en él.
Rodrigo Moreno Quicios