Antes de que Francisco presidiera el funeral por Benedicto XVI, un grupo de mayordomos del Vaticano llevaron solemnemente su féretro de madera hasta la Plaza de San Pedro.
Según entraron en la plaza, los asistentes al funeral recibieron al Papa emérito con un aplauso.
Una vez el ataúd se dispuso ante el altar, el arzobispo Georg Gänswein se despidió del Papa emérito con un beso.
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