El Papa Francisco concluyó su ciclo de catequesis sobre el discernimiento. Dijo que “confrontar nuestra vida con otra persona que tenga experiencia es de gran ayuda para conocernos a nosotros mismos”
CATEQUESIS COMPLETA
Queridos hermanos y hermanas:
Antes de comenzar, quiero pedirles que nos unamos a cuantos en este momento están rezando por Benedicto XVI en la basílica. Él fue un gran catequista que nos ayudó a descubrir la alegría de creer y la esperanza de vivir en Cristo.
Hoy finalizamos el ciclo dedicado al discernimiento, y lo hacemos hablando del acompañamiento espiritual. Dejarnos acompañar, es decir, confrontar nuestra vida con otra persona que tenga experiencia en este ámbito, estando abiertos —tanto el acompañado como el acompañante— a la acción del Espíritu Santo, es de gran ayuda para conocernos a nosotros mismos y poder así desenmascarar engaños, confusiones o dudas que impidan nuestro seguimiento del Señor.
La persona que acompaña no sustituye a Dios, sino que camina junto a la persona acompañada y la anima a leer lo que se mueve en su corazón, que es el lugar privilegiado donde habla el Señor.
El modelo por excelencia en el arte de discernir y acompañar es la Virgen María. Ella habla poco, escucha mucho y medita en su interior. Lo hace con humildad, sin considerarse experta o autosuficiente. María, discípula y misionera, nos enseña a no tener miedo, a alabar a Dios en cada circunstancia de nuestra vida y a “hacer todo lo que Él nos diga” (cf. Jn 2,5).
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos a la Virgen María, maestra de discernimiento, que nos ayude a crecer en la vida interior y a caminar, como los magos de Oriente, confiando en las mediaciones que nos guían hacia su Hijo Jesús. Que Dios los bendiga.
Muchas gracias.
RM