El hecho de ser el primer pontífice que renuncia al cargo después de 700 años ya dice mucho sobre la personalidad de Benedicto XVI. Estamos ante un teólogo que ha sabido tomar decisiones revolucionarias en la Iglesia. De forma tranquila, pero muy meditada. Con esa decisión, que rompía con siglos de historia, deja allanado el camino para sus sucesores.
FEDERICO LOMBARDI
Exportavoz del Vaticano
“(A esa edad) no podría hacer casi nada de lo que se espera de un Papa. No podría viajar, no podría presidir celebraciones públicas, ni mantener reuniones largas, ni tomar decisiones complejas. Es evidente que ha hecho bien, ha hecho lo más razonable ante Dios y ante los hombres”.
Benedicto XVI fue un hombre clave en el pontificado de Juan Pablo II, cuando todavía figuraba como Joseph Razinger. Estamos ante el cerebro gris que supo dar valor a los activos del Concilio Vaticano II y rechazar los excesos que se habían cometido invocando esa asamblea. Durante esa etapa, uno de sus grandes logros fue la realización del Catecismo de la Iglesia Católica, que finalmente se pudo publicar en el año 2005, justo cuando acababa de ser elegido Papa.
Si algo pasará a la historia de Benedicto XVI son sus libros sobre Jesús de Nazaret. Un análisis profundo y detallado de la figura de Jesús, que permite entender mejor el cristianismo. Fueron best-sellers en su día y no han perdido actualidad, de la mano de un autor que demuestra la estrecha relación entre ciencia y fe en cada uno de sus escritos. Una altura intelectual que siempre ha elogiado el Papa Francisco.
FRANCISCO
“Un teólogo que fue capaz de abrir y alimentar su reflexión y su diálogo cultural hacia todas estas direcciones juntas, porque la fe y la Iglesia viven en nuestro tiempo y son amigas de toda búsqueda de la verdad. Hablo de Joseph Ratzinger'.
Durante su pontificado, Benedicto XVI tuvo que afrontar la crisis de los abusos sexuales dentro de la Iglesia. Frente a ese gran escándalo tuvo el acierto de cambiar la legislación canónica para perseguir a fondo estos delitos. Se facilitó así que cientos de sacerdotes fueran expulsados del estado clerical. También fue el primer Papa en recibir y escuchar personalmente a las víctimas. Algo inédito en su tiempo.
En definitiva, hablamos de un pontífice que ha sabido poner remedio a los problemas que se presentaban en la Iglesia y que ha sostenido e impulsado el diálogo con el mundo cultural y con representantes de otras religiones.
AO
