En la Iglesia del Sagrado Corazón, en Manama, varios católicos de Baréin, Kuwait, Qatar y Arabia Saudí se reunieron con el Papa. Paul Hinder, el Administrador Apostólico del Vicariato de Arabia del Norte, le contó sus dificultades.
Muchos de ellos sufren a diario pero lo hacen con una fe profunda, confiando en que están en las manos de nuestro Padre Celestial.
Una laica y una religiosa compartieron su testimonio. Contaron que la construcción de la Iglesia del Sagrado Corazón había fortalecido a la comunidad católica en el país, pero que aún tenían muchos desafíos.
He visto personalmente las dificultades que han atravesado muchos migrantes que dejaron a sus familias en casa.
Vuestra visita nos enseña su amor por su fiel rebaño y la región del golfo de Arabia. Y sentimos el calor del amor paternal de Dios.
Francisco les explicó el pasaje del Evangelio en el que Jesús invita a quienes tengan sed a beber de él. Fue una más de las veces que el Papa usó el agua como metáfora durante su viaje.
PAPA FRANCISCO
Las palabras de Jesús que hemos escuchado nos hablan del agua viva que brota de Cristo y los creyentes. Me han hecho pensar en esta tierra. Es cierto, hay mucho desierto. Pero también hay manantiales de agua dulce que recorren silenciosamente el subsuelo irrigándolo. Es una bonita imagen de lo que sois vosotros y, sobre todo, de lo que la fe obra en la vida.
El Papa les dijo que, aunque en la superficie su humanidad parezca frágil, el “agua dulce del Espíritu” corre por dentro de ellos. Y les dio un consejo para que este manantial nunca se seque.
PAPA FRANCISCO
A vosotros que habéis descubierto esta alegría y la vivís en comunidad, me gustaría deciros: conservadla. De hecho, multiplicadla. ¿Y sabéis cuál es el mejor método? Regaladla. Sí, es así. La alegría cristiana es contagiosa porque el Evangelio nos hace salir de nosotros mismos para comunicar la belleza del amor de Dios. Así que es esencial que en las comunidades cristianas la alegría no se pierda y que se comparta.
Francisco explicó que esa es la paradoja de la alegría cristiana, que cuanto más se comparte más crece.
PAPA FRANCISCO
De lo contrario perderemos la fe y nos convertiremos en una comunidad aburrida. Esa es una cosa fea.
Por último, Francisco llamó a construir la paz, dio las gracias al rey de Baréin por su invitación y al ministro de Justicia del país por estar presente en la ceremonia. El Papa rezó el Ángelus con los asistentes, los bendijo y firmó el libro de honor de la Iglesia mientras cantaban la Salve Regina.
Rodrigo Moreno Quicios