En la Audiencia General, el Papa Francisco saludó a los peregrinos en la Plaza de San Pedro mientras tocaba una banda de música.
El Papa recordó a las personas que en Ucrania siguen sufriendo a causa de la guerra, especialmente a los afectados por los recientes bombardeos en Kiev.
Estos días, mi corazón está siempre con el pueblo ucraniano, especialmente con los habitantes de la localidad donde se produjeron los bombardeos. Llevo dentro de mí su dolor.
El Papa Francisco continuó su catequesis semanal sobre el discernimiento, invitando a los peregrinos a utilizar el deseo como principio rector que puede ayudar a superar los desafíos de la vida.
Utilizando el pasaje evangélico del paralítico en Betesda, el Papa advirtió sobre el peligro de no comprender verdaderamente los propios deseos porque, a menudo, esto puede llevar a no hacer nada. Este paralítico es el típico ejemplo de personas que dicen: 'Sí, sí, quiero, quiero', pero no quiero, no quiero, no quiero. No hago nada. Este querer hacer algo se convierte en una ilusión, pero no se da ningún paso para hacerlo.
También dvirtió que caer en esta autocomplacencia y no dar el paso adelante para cumplir estos deseos puede llevar simplemente a las quejas, lo que puede ser tóxico.
Ten cuidado porque las quejas son un veneno, un veneno para el alma, un veneno para la vida porque no te hacen crecer el deseo de avanzar. Tened cuidado con las quejas.
Para combatir esto, el Papa recordó a los peregrinos que el deseo puede ser una herramienta que les empuje a actuar y que hablar con Dios puede ayudar a las personas a entender sus deseos.
KG
