El 22 de junio, los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora fueron asesinados por un sicario del cártel de Sinaloa en la sierra de Tarahumara, en el norte de México. Eran dos sacerdotes muy cercanos al pueblo y hablaban lenguas indígenas.
Unos minutos antes, el mismo sicario mató también a dos laicos. Los jesuitas de la región piden una respuesta del Gobierno.
JAVIER ÁVILA
Compañía de Jesús, México
Tiene que haber alguna decisión decisiva, radical, de acabar con la impunidad. Porque, si no, esto seguirá en las mismas, seguirá igual. Como lo dije yo desde un principio: los abrazos ya no alcanzan para tapar las balas. No alcanzan porque es demasiada la muerte, demasiada la persecución. Repito: demasiada la impunidad.
Dos días después del incidente, el Papa rezó en la audiencia general por las víctimas del episodio.
FRANCISCO
¡Cuántos asesinatos en México! Estoy cercano con el afecto y la oración a la comunidad católica golpeada por esta tragedia. Una vez más repito que la violencia no resuelve los problemas sino que hace crecer el sufrimiento inútil.
JAVIER ÁVILA
Compañía de Jesús, México
Para nosotros fue realmente un momento de consolación. El Papa se da cuenta de lo que nos está pasando. Y sobre todo, no solo se da cuenta, sino manifiesta una solidaridad mundial públicamente.
Esa solidaridad del Papa nos habla de Compañía de Jesús.
Los jesuitas agradecen el apoyo que han recibido de la Administración y la Conferencia Episcopal Mexicana. Especialmente los “valientes” comunicados que se publicaron pidiendo una respuesta a la violencia de los cárteles.
Los jesuitas anuncian que no se van de la región. Allí tienen un Hospital, dos parroquias de la Compañía de Jesús y dan misa en otra diocesana.
JAVIER ÁVILA
Compañía de Jesús, México
Por lo pronto no nos salimos de Tarahumara. Para nada, al contrario, reforzamos el personal que trabaja en Tarahumara. Nuestra opción es por ellos. Y nosotros no podemos huir a los primeros arcabuzazos. Eso no es de cristianos y mucho menos de miembros de la Compañía de Jesús. Aquí seguimos presentes.
Esperan que el sacrificio de Javier Campos y Joaquín Mora no sea en vano. Y piden que con la colaboración de la Iglesia y el Gobierno, los cárteles desaparezcan pronto de México.
Rodrigo Moreno Quicios