Al entrar en la Catedral Nuestra Señora del Perpetuo Socorro el Papa bendijo un cuadro singular: se trata de una Virgen María de rasgos kazajos. En realidad es la advocación de “La Madre de la Gran Estepa”.
A ella le atribuyen el haber salvado a deportados soviéticos de morir de hambre y sed. Kazajistán se convirtió en la tierra de deportación por excelencia del régimen.
JRB