El Papa Francisco recibió en la Basílica de San Pedro a los veinte nuevos miembros del Colegio Cardenalicio.
El cardenal Arthur Roche, prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, saludó a Francisco en nombre de los cardenales. Le habló de su nueva misión ayudando al Papa a cargar con la cruz de la responsabilidad de la Iglesia.
CARD. ARTHUR ROCHE
Con gran alegría deseamos caminar a su lado sabiendo que se le han confiado las llaves del Reino. Y con gratitud y estremecimiento, Santo Padre, le ofrecemos nuestro profundo respeto y obediencia que llegarán, si el Señor lo desea, hasta el derramamiento de nuestra sangre (usque ad sanguinis effusionem).
Durante su homilía, el Papa reflexionó sobre el significado del fuego en los evangelios. Animó a los nuevos cardenales a que le pidan ayuda al Espíritu Santo para completar su misión en la Iglesia.
FRANCISCO
Jesús quiere arrojar también hoy este fuego por la tierra. Quiere encenderlo de nuevo en la orilla de nuestras vidas cotidianas. Nos llama por nuestro nombre. A cada uno de nosotros nos llama por el nombre. No somos números. Nos llama por nuestro nombre, nos mira a los ojos de cada uno. Dejémonos mirar a los ojos. Nos pregunta. “Dime, tú, nuevo cardenal, y vosotros, hermanos cardenales: ¿Puedo contar contigo?” Esa es la pregunta del Señor.
El Papa pidió a los 20 nuevos cardenales que mantengan la mirada puesta en Cristo para les ayude en su servicio a familias, migrantes y pobres.
Cada uno de los nuevos cardenales se arrodilló ante el Papa para recibir el zucchetto, su birrete, y el anillo. Son símbolos de su vínculo pastoral con la Iglesia. Por último, Francisco despidió a cada uno con un gesto de paz.
KG
TR: RM
