En su última audiencia general, el Papa Francisco condenó el asesinato con un coche bomba de Darya Dugina. Era la hija de Alexander Dugin, un filósofo ruso y colaborador de Putin con un discurso nacionalista muy fuerte y conexiones con movimientos ultra en Europa.
FRANCISCO
Pienso en toda la crueldad, en tantos inocentes que están pagando el precio de esta locura, esta locura. La locura de todas las partes porque la guerra es una locura y ninguno que esté en una guerra puede decir: “No, yo no estoy loco”. La locura de la guerra. Pienso en una pobre chica que ha saltado por los aires por una bomba bajo su asiento del coche en Moscú. Los inocentes pagan la guerra. Los inocentes.
Unos de los primeros en protestar fueron Dmytro Kuleba, ministro de Exteriores ucraniano y Andrii Yurash, embajador de Ucrania ante la Santa Sede.
A través de un tweet, el embajador dijo que el discurso de el Papa fue “decepcionante” y que no se puede meter en la misma categoría “al agresor y a la víctima”.
Además, Andrii Yurash sostiene que Darya Dugina no era tan inocente y la califica como una ideóloga del imperialismo ruso. Desmiente la implicación de Ucrania en su asesinato y acusa a Rusia de matar a Darya Dugina para fabricar una mártir y culpar a los ucranianos.
Por su parte, Vladimir Putin asigna la autoría del atentado a espías ucranianos, aunque de momento nadie ha reivindicado este asesinato que dificulta aún más la paz entre los dos países
Rodrigo Moreno Quicios