Al día siguiente de volver de Canadá, el Papa rezó el Ángelus en la Plaza de San Pedro. Reflexionó con los peregrinos sobre la codicia.
FRANCISCO
¿Qué es la codicia? Es la ambición desenfrenada por las posesiones, siempre queriendo enriquecerse. Es una enfermedad que destruye a las personas, porque el hambre de posesiones es adictiva. Especialmente los que tienen mucho nunca están satisfechos: siempre quieren más, y sólo para ellos mismos. Pero así ya no es libre.
Francisco explicó que aunque algunas formas políticas puedan fomentar la codicia, combatirla interiormente depende de cada uno.
FRANCISCO
Jesús nos enseña hoy que, en el fondo de todo esto, no hay sólo unos pocos poderosos o ciertos sistemas económicos: está la codicia que hay en el corazón de todos. Así que preguntémonos: ¿cómo es mi desprendimiento de las posesiones, de las riquezas? ¿Me quejo de lo que me falta o me conformo con lo que tengo?
Por último adelantó que en su próxima catequesis hablará más de este viaje penitencial y dio las gracias a quienes lo hicieron posible.
FRANCISCO
Tengo previsto hablar de ello en la audiencia general del próximo miércoles, pero ahora quiero dar las gracias a todos los que han hecho posible esta peregrinación penitencial, empezando por las autoridades civiles, los jefes de los pueblos indígenas y los obispos canadienses. Agradezco sinceramente a todos los que me acompañaron con sus oraciones. Gracias a todos.
Francisco también se acordó del pueblo ucraniano antes de despedirse de los peregrinos en Plaza de San Pedro. Según la Gendarmería Vaticana eran unos 12.000.
Rodrigo Moreno Quicios