Durante su viaje a Canadá, el Papa hizo una parada inesperada.
Francisco visitó un centro de acogida de la Fraternidad de San Alfonso. Se reunió con 50 residentes, entre ellos ancianos, enfermos de SIDA y personas que sufren adicciones.
También se vio con los sacerdotes que dirigen este centro.
Trabaja con los niños de la calle y muchos indígenas.
Le regalaron este icono de la Santísima Señora de Jerusalén. Es muy popular en Tierra Santa y corona la tumba vacía de la Virgen María en Jerusalén.
Mientras se marchaba en su Fiat blanco, los presentes le aseguraron que le verían de nuevo. Esta vez en su casa.
¡Nos vemos en Roma!
JM
TR: RM