En la tarde del martes el Papa visitó el Lago de Santa Ana. Llegó acompañado por los jefes de las comunidades locales y se detuvo a rezar ante la imagen de la abuela de Jesús.
Santa Ana tiene mucha importancia para los pueblos indígenas, donde la figura de los abuelos tiene una gran importancia. Por eso a ella le dedicaron este lago al que atribuyen cualidades curativas. Hasta aquí peregrinaron las primeras comunidades católicas a finales del siglo XIX.
Francisco realizó la bendición del lago a la usanza indígena, apuntando a los cuatro puntos cardinales.
Luego leyó la fórmula de la bendición en inglés.
Y por último se acercó hasta las orillas del lago para rezar durante unos instantes. De camino fue rociando con agua del lago bendecido a los presentes y en el camino sufrió algún que otro tropiezo con la silla de ruedas.
Y una vez en la capilla donde tendría lugar la liturgia de la palabra le pusieron una estola artesanal al estilo indígena. Tras escuchas las lecturas el Papa lanzó la siguiente reflexión.
Dijo que el Lago de Santa Ana le recordó Jesús predicó también ante unas aguas las del Mar de Galilea, una zona periférica poblada de gente de distintas proveniencias y culturas.
FRANCISCO
Dios eligió ese contexto poliédrico y heterogéneo para anunciar al mundo algo revolucionario: Por ejemplo, “pongan la otra mejilla, amen a los enemigos.
Fue la sede de un inaudito anuncio de fraternidad, de una revolución sin muertos ni heridos, la revolución del amor.
Por ser el día de la abuela de Jesús el Papa se dirigió a los abuelos presentes para decirles esto.
FRANCISCO
La fe raramente nace leyendo un libro nosotros solos en el salón, sino que se difunde en un clima familiar, se transmite en la lengua de las madres, con el dulce canto dialectal de las abuelas. Me alegra ver aquí a tantos abuelos y bisabuelos. Gracias, se los agradezco, y quisiera decir a cuantos tienen ancianos en casa, en la familia, ¡tienen un tesoro!
El Papa recordó el ejemplo de México, donde la verdadera evangelización no llegó por la espada, sino a través de una madre, la Virgen de Guadalupe.
FRANCISCO
Durante el drama de la conquista, fue Nuestra Señora de Guadalupe la que transmitió la recta fe a los indígenas, hablando su lengua y vistiendo sus trajes, sin violencia y sin imposiciones.
Al mismo tiempo alabó la labor de los misioneros que publicaron las primeras gramáticas y catecismos en lenguas indígenas, que permitieron preservar las culturas locales.
JRB
