Al terminar el encuentro con la comunidad católica en la parroquia del Sagrado Corazón, el Papa bendijo una estatua de Santa Kateri Tekakwitha, la primera indígena de América del Norte en ser canonizada.
Después, en lugar de entrar en el coche, se acercó en silla de ruedas a las personas que estaban fuera de la parroquia para saludarles.