El Papa ha querido responder activamente en los últimos días a los rumores sobre una posible renuncia, a corto plazo. El hecho de que los problemas de rodilla hayan afectado a su agenda en los últimos meses, cancelando algunos eventos y un viaje a África, habían sembrado desconcierto en el Vaticano.
Francisco siempre ha aplaudido el ejemplo de Benedicto XVI cuando presentó la renuncia y ha dejado claro que no dudará en tomar la misma decisión si no se ve con fuerzas para gobernar la Iglesia. Lo ha dicho en una reciente entrevista para Univisión, en respuesta a si se plantea renunciar.
FRANCISCO
“Realmente en este momento no siento que el Señor me lo pida. Cuando sienta que me lo pida, sí”
Hay quienes aseguran que Francisco no se retirará mientras Benedicto XVI siga con vida. Es posible, pero no hay nada que lo impida. Muchos olvidan que el Papa es el obispo de Roma, por lo que podría retirarse, al igual que desde hace años ocurre en muchas diócesis, donde hay más de un obispo emérito. El Papa no recibe una ordenación especial, no cambia de estado, como ocurre por ejemplo cuando uno es ordenado sacerdote.
Es significativo que el Papa haya declarado ahora que, en caso de retirarse, dejaría de vivir en el Vaticano. Le gustaría terminar sus días como obispo emérito de Roma, sirviendo a los fieles en cualquier parroquia de la Ciudad Eterna. Es importante porque insiste en ese papel de obispo local, una vez que deje de ser el Papa.
En uno de sus encuentros con periodistas, a la vuelta de su primer viaje internacional, el Papa Francisco definía su relación con Benedicto.
PAPA FRANCISCO
“Es como tener al abuelo en casa. Pero el abuelo sabio. En una familia el abuelo está en casa, es venerado, es amado, es escuchado. Él es un hombre de una prudencia, no se mete en otros asuntos”.
Con el paso de los años, consciente de los riesgos que tiene la figura de un Papa emérito, Francisco cree que es preciso regular jurídicamente esa figura nueva en la Iglesia. Lo aseguraba a Univisión recientemente.
FRANCISCO
“La misma historia va a obligar a regularizar más, porque la primera experiencia salió bastante bien, porque es un hombre santo y discreto y lo supo hacer bien. Pero para el futuro por ahí conviene delimitar más las cosas o explictar más las cosas. Yo creo que puede ser el primer paso después de tantos siglos. Lo hizo a diez puntos, una maravilla”.
Cualquier cambio en una institución de 2.000 años de historia es un terremoto. La autoridad intelectual de Benedicto XVI, uno de los grandes teólogos del siglo XX, ha facilitado esta novedad. El que Francisco esté dispuesto a renunciar solo avalaría y reforzaría esa decisión que tomó su predecesor. La posibilidad de que haya uno o más eméritos no afecta radicalmente a este cambio histórico.
A.O.
