El médico Eduardo Ortiz de Landázuri vivía en Granada, donde tenía fama de gran médico y gozaba de un buen estatus como Catedrático de la Facultad de Medicina.
Sin embargo él y su mujer Laura Busca Otaegui decidieron abandonar esa posición para dedicarse a un incipiente y arriesgado proyecto: realizar la clínica y la facultad de Medicina de la Universidad de Navarra.
Se trataba de una iniciativa promovida por el fundador del Opus Dei, Josemaría Escrivá. La universidad se propuso dar un impulso sustancial a la formación académica y humana de los jóvenes. Allí Eduardo dio una contribución esencial gracias a su experiencia.
FRANCESCO CALOGERO
Postulador de la causa
Él decía: “el paciente tiene siempre la razón”, no por un recurso así, de márketing, si no para decir que hay que escuchar atentamente lo que dice el paciente porque de sus quejas, de sus síntomas, de sus vivencias, se puede sacar un diagnóstico acertado. En cambio si uno va así, de una manera rutinaria y ve la enfermedad y no ve al paciente, se le escapan muchas cosas.
La mujer de Eduardo, Laura Busca, tuvo un papel clave gracias al tiempo que dedicó al cuidado de sus 7 hijos.
FRANCESCO CALOGERO
Postulador de la causa
Se dedicó al cuidado de sus hijos, nacidos algunos en Madrid, otros en Granada, otros en Pamplona... y también en sostener el marido en su enorme trabajo que claro, le tenía que ayudar a hacer compatible con la vida en familia. Con lo cual, el uno (yo diría, sí) son un poco como los dos naipes, en el castillo de naipes que se ponen uno junto al otro... y el uno sin el otro no están en pie, ¿no?
La pareja consiguió mantenerse unida hasta que Eduardo falleció en 1985, a los 75 años de edad. A lo largo de 44 años de matrimonio ambos demostraron que conjugar un trabajo absorbente como el del marido, con la educación de 7 hijos, era posible.
RG
