El Papa recibió a varios miembros de la Iglesia greco-melquita. Está preocupado por la supervivencia de esta Iglesia oriental, aunque también les felicitó porque a pesar de la diáspora a la que fueron sometidos mantienen sus tradiciones en comunidades de Australia, Estados Unidos, Canadá, Venezuela o Argentina.
Francisco recordó que en su primer año de pontificado convocó la vigilia de oración ante la amenaza de que la guerra en Siria involucrara a grandes potencias mundiales. La Plaza de San Pedro se llenó por completo de gente muy diversa. No todos eran cristianos.
FRANCISCO
También había musulmanes que llevaron su alfombra y rezaban con nosotros. Allí nació la expresión “Siria amada y martirizada”.
Francisco pidió de nuevo una solución pacífica a los problemas del país.
FRANCISCO
No podemos permitir que la última chispa de esperanza se apague a los ojos y el corazón de los jóvenes y las familias. Por eso renuevo el llamado a quienes tienen responsabilidad dentro del país y en la comunidad internacional. Porque pueden unirse por una solución justa y equitativa de Siria.
La Iglesia greco-melquita es una Iglesia oriental católica que sigue la tradición constantinopolitana y utiliza el griego y el árabe como lenguas litúrgicas.
RM