Francisco afrontó una cuestión delicada en la catequesis semanal: el desencanto ante la vida que puede venir, sobre todo en la vejez.
FRANCISCO
Es decisivo resistir en la ancianidad a los efectos desmoralizadores de este desencanto. Si los ancianos, que han visto de todo en la vida, conservan intacta su pasión por la justicia, entonces hay esperanza para el amor y también para la fe.
El Papa dijo que resulta curioso constatar cómo en la sociedad del bienestar y del progreso tecnológico se constata una constante amargura y cansancio vital.
FRANCISCO
La ciencia progresa, naturalmente, y eso es bueno, pero la sabiduría de la vida es algo distinto y se ha estancado.
Estamos en la sociedad del cansancio.
Por eso Francisco recomendó leer con atención el libro de Eclesiastés, de la Biblia.
Al terminar la audiencia el Papa saludó con afecto a los peregrinos venidos de Argentina, porque era el día de la fiesta nacional.
JRB