Pauline Jaricot vivió hace 200 años en Francia y pertenecía a una familia de comerciantes de buena posición social.
Tras una profunda conversión en la adolescencia puso en marcha una iniciativa crucial para el desarrollo de las misiones: la Obra de la Propagación de la Fe, semilla de las actuales 4 instituciones que hoy se dedican a los misioneros.
MONS. GIAMPIETRO DAL TOSO
Presidente, Obras Misionales Pontificias
El verdadero interés de Pauline Jaricot era volver a llevar a Francia al Evangelio, una Francia que tras la Revolución Francesa había sufrido una fuerte secularización.
Para impulsar las misiones involucró a sus vecinos. Rezaban por los misioneros y aportaban dinero. La iniciativa se expandió a otros países y hubo un año en el que recaudó 2,5 millones de francos.
Su dedicación fue vista por el Papa Gregorio XVI como un ejemplo concreto para recristianizar a los laicos de Occidente. De hecho hasta el pontífice fue a visitarla.
MONS. GIAMPIETRO DAL TOSO
Presidente, Obras Misionales Pontificias
Ella dijo que no quería entrar en un convento o que no sentía la vocación al convento porque su monasterio era el mundo. Yo creo que el mensaje que transmitió era este: el mundo es un lugar donde se puede vivir la propia fe cristiana y también un lugar que se debe evangelizar y se puede transformar.
Paoline Jaricot es considerada un ejemplo de laico comprometido con la evangelización. Tuvo una vida difícil, marcada por la enfermedad pero las dificultades no apagaron su ansia misionera.
JRB