Vimos los coches y otros medios de trasporte acribillados. Y los refugiados. Y los coches en los que viajaban los refugiados acribillados.
Así explica Vita su huida de Ucrania. Durante el viaje desde Kremenchuk, cerca a Kharkiv, hasta la frontera polaca los cadáveres de sus compatriotas en las cunetas le recordaban el enorme riesgo que asumía.
Fue una decisión difícil, pero no me arrepiento.
El pasado 19 de marzo Vita y sus hijos de 18 y doce años llegaron a Italia.
VITA
Refugiada ucraniana
Nos llevaron a la frontera con Polonia, a un centro de refugiados que había en alguna parte de allí. Una noche nos preguntaron a qué país queríamos ir y dijimos Italia. Así que nos llevaron a unos voluntarios que tomaron nuestros datos y nos dijeron que a la mañana siguiente iban a venir voluntarios de Italia. Al día siguiente llegaron 4 minibús negros de alguna organización. Fue un viaje largo de 27 horas. Luego la Cruz Roja nos trajo a Roma.
Vita es una de las 102 personas, en su mayoría mujeres y niños, que han encontrado hospitalidad en una de las 23 estructuras que han recibido refugiados ucranianos a través del proyecto de Acogida puesto en marcha por Cáritas Roma en colaboración con la Protección Civil italiana.
LUIGI PETRUCCI
Cáritas Roma, Equipo de Emergenza Ucraina
La Prefectura nos dio la lista de personas y núcleos familiares que tenían que ser acogidas en nuestras estructuras. Así que fuimos a buscar a estas personas y nos las trasladamos, físicamente, del hotel a la parroquia o instituto religioso disponible. Y a partir de ese momento hemos iniciado un camino de acompañamiento.
Un proyecto que no se limita a buscar casa para los refugiados, sino que garantiza un seguimiento que facilite su integración en la comunidad de acogida.
LUIGI PETRUCCI
Cáritas Roma, Equipo de Emergenza Ucraina
Por ejemplo hay familias que han sido separadas involuntariamente por parte de la Prefectura y que hay que intentar volver a reunir bajo un mismo techo, hay situaciones en las que por ejemplo algunas familias quieren, como es normal, volver cuanto antes a Ucrania y que no quieren matricular a sus hijos en ningún colegio porque prefieren que sigan a distancia su programa escolar ucraniano. Y esto por un lado es bonito porque mantiene el vínculo pero por otro no facilita la integración aquí. Osea que los problemas a los que hacer frente son complejos. Teníamos una familia que había sido acogida en una estructura en la que no estaba a gusto, porque por cómo era les recordaba el búnker donde se habían refugiado en ucrania. Y les tuvimos que llevar a otro sitio.
Pero si Cáritas Roma podía responder activamente ya el pasado mes de marzo al éxodo ucraniano es porque ya tenían experiencia en la gestión de este tipo de emergencias.
GIUSTINO TRINCIA
Director Cáritas Roma
Nosotros nos adherimos a un programa que se llama 'Acogida Amplia' que la Iglesia de Roma inició hace años, precisamente desde el 2015: el Papa Francesco hizo un llamamiento a abrir la propia casa, conventos, monasterios, institutos eclesiásticos, parroquias... así que se trata de una labor que en realidad empezó hace años, y así cuando lanzamos esta última invitación a acoger, a encontrar y a estar al lado de estas personas encontramos ya un terreno fértil. En realidad han sido muchas las parroquias, las comunidades religiosas, las familias que se han mostrado dispuestas a dar hospitalidad.
SCRIVERE: Parroquia de San Corbiniano
Una de las parroquias que han ofrecido alojamiento y apoyo económico es la de San Corbiniano, donde Vita y sus hijos han encontrado la serenidad que ansiaban cuando dejaron atrás Ucrania.
VITA
Refugiada ucraniana
Mi marido el primer día de guerra fue enviado al frente y yo me quedé sola con los niños. Tenía mucho miedo y escuchábamos las sirenas antiaéreas día y noche. Yo no podía ir a trabajar pensando que dejaba a mis hijos solo escuchando ese sonido. No podía contar tampoco con la ayuda de mis padres, que viven lejos de nosotros.
Aquí estamos bien, yo estoy bien de verdad, en esta casa, en este sitio.
VITA
Refugiada ucraniana
No me arrepiento para nada de haber venido aquí porque estoy tranquila y sé que mis hijos pueden dormir tranquilos, estar seguros. 20'''Lo único que me pone triste de estar aquí es no poder ayudar con lo que está pasando en Ucrania, eso sí, me gustaría mucho poder hacer algo. 36''