Para empezar el segundo día de su viaje a Malta, el Papa se desplazó a la ciudad de Rabat para visitar la Gruta de San Pablo, donde se cree que el apóstol vivió y predicó durante tres meses tras naufragar cuando iba de camino a Roma.
Francisco entró en la basílica que se encuentra en la cima de la gruta, antes de descender al mismo lugar que también visitaron el Papa emérito Benedicto XIV y San Juan Pablo II.
El Papa encendió una vela ante la estatua de San Pablo, y rezó para que el espíritu de acogida que tuvieron los isleños con el santo, continúe con los migrantes que llegan a las costas de la isla.
FRANCISCO
No había tiempo para discusiones, para juicios, para análisis y cálculos. Era el momento de echar una mano. Dejaron sus trabajos e hicieron exactamente eso.
En varias ocasiones rezaba en silencio, después dejó un mensaje en el registro de visitas.
El Papa se dirigió a la basílica, donde ofreció una bendición a los allí reunidos, y saludó a varios discapacitados y ancianos.
Volvió a la plaza que está en frente de la basílica para ir a la ciudad de Floriana y celebrar la misa.
JM