-Santo Padre, con profunda emoción le entrego mis credenciales.
-Muchas gracias. Y gracias por venir con la peineta
-¡Fantástico!
Isabel Celaá presentó al Papa sus credenciales como embajadora del Reino de España ante la Santa Sede. Le regaló al Papa el rosario de su difunta cuñada.
Para usted, este perteneció a una hermana de mi marido, que lo rezaba y rezaba. Además lo compró en la cartuja de Burgos y murió este verano lamentablemente.
También le regaló un busto perteneciente a una colección limitada de los jesuitas del País Vasco. Cuando era joven, la embajadora estudió con ellos.
Francisco le regaló la medalla del noveno año de su pontificado y la colección de sus principales obras.
-Y esta es una biblioteca para que no se aburra
-Ah, no. Lo procuraré.
La audiencia duró media hora y, al terminar, la embajadora no pudo reunirse con el Cardenal Pietro Parolin porque se encontraba fuera de Roma.
RM