El Papa se aventuró a salir del Vaticano para asistir a la misa por el 400 aniversario de la canonización de los santos Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Teresa de Ávila y Felipe Neri, celebrada en la iglesia del Gesù de Roma, la iglesia madre de la Compañía de Jesús.
Fue presidida por el Superior General de los Jesuitas, Arturo Sosa.
En su homilía, el Papa recordó la diversidad de la vida de estos personajes, conocidos como los santos de 1622, que fueron canonizados hace 400 años.
FRANCISCO
“Los santos que hoy conmemoramos fueron pilares de la comunión. Nos recuerdan que, a pesar de nuestras diferencias de carácter y punto de vista, hemos sido llamados a estar juntos”.
El Papa se refirió a estos santos como modelos de quienes respondieron a las necesidades de su tiempo para servir a los demás y mirar más allá de ellos mismos.
FRANCISCO
“Para los que siguen a Jesús no es tiempo de dormir, de dejarse sedar el alma, de anestesiarse por el clima consumista e individualista de hoy, para el que la vida está bien si me va bien a mí”.
“Un drama de nuestro tiempo es cerrar los ojos a la realidad y dar la espalda”.
Al final de la misa, un grupo de refugiados entregó al Papa un libro con fotos e historias que comparten la vida que viven en Roma.
Y antes de salir, se pidió la intercesión de todos los santos de 1622 para que les guíen en los próximos 400 años y más allá.
JM
SO