Como cada domingo, miles de peregrinos asistieron al rezo del ángelus del Papa en la plaza de San Pedro.
Francisco recordó que era el “Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina”, y advirtió sobre la gravedad de esta práctica humillante que afecta a millones de mujeres.
FRANCISCO
Aproximadamente tres millones de chicas sufren esta intervención cada año, a menudo en condiciones muy peligrosas para su salud. Esta práctica, desgraciadamente extendida en varias regiones del mundo, humilla la dignidad de la mujer y atenta gravemente contra su integridad física.
El Papa recordó también que el 8 de febrero la Iglesia celebra la “Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas”. Por eso llevaron a la plaza una escultura que simboliza la lucha de la Iglesia contra este drama.
FRANCISCO
Hay muchas chicas -las vemos en las calles- que no son libres, son esclavas de traficantes, que las mandan a trabajar y, si no traen el dinero, las golpean. Esto ocurre hoy en nuestras ciudades. Pensemos sobre esto.
Francisco se mostró conmovido por dos historias recientes. Una, un pueblo de Marruecos que trabajó duro para intentar rescatar a un niño que se había caído en un pozo. Por desgracia el pequeño falleció.
También contó que un emigrante ghanés se puso muy enfermo y el pueblo donde vivía hizo una colecta para que regresara a casa para abrazar a su padre.
FRANCISCO
Esto nos muestra que hoy, en medio de tantas malas noticias, hay cosas buenas, hay “santos de la puerta de al lado”. Gracias por estos dos testimonios que nos hacen mucho bien.
Antes de marcharse, el Papa saludó a peregrinos de Alemania y Polonia. Pero los más ruidosos fueron estos de Madrid, España.