Estos jóvenes han viajado a Roma desde Eslovaquia. Quieren devolver la visita que el Papa les hizo el pasado mes de septiembre.
PALO Y ANEŽKA
“Somos de Eslovaquia”.
“Hemos venido para volver a ver Roma y también para ver al Papa, y conocer los monumentos de esta ciudad, que es preciosa”.
El miércoles estuvieron en la audiencia general del Papa y tuvieron la oportunidad de entregarle un regalo muy original, un pan casero.
-“¡Hola, hola!”
-“Es un regalo”.
-“Es de nuestro pequeño pueblo”.
-“¿Pan?”
-“Sí, pan. Es pan casero”.
-“Gracias, Santo Padre!”
-“¿Para mí?”
-“¡Sí!”
PALO Y ANEŽKA
“Le dimos pan. Lo hizo tu abuela, ¿verdad?”
“Sí”.
“Es pan casero y es un símbolo de Eslovaquia”.
“Creo que lo apreció mucho. También apreciamos que nos dedicara tiempo y hablara con nosotros un rato”.
También le regalaron una camisa bordada como la que ellos llevaban. Es la que tradicionalmente tienen los hombres en su pueblo, Liptovská Teplička, para el trabajo o fiestas especiales.
Las chicas iban vestidas de novia, con trajes hechos por sus abuelos. Son los últimos que saben confeccionarlos.
Eslovaquia tiene una rica tradición folclórica. Cada pueblo cuida sus propias tradiciones. Estos jóvenes están orgullosos de sus raíces y quieren compartirlas con todo el mundo, empezando por el Papa Francisco.
CT/JMB
AA / VM