El Papa Francisco sabe cómo viajar con estilo, y a menudo sorprende con los medios de transporte que elige y los que rechaza.
En 2017, por ejemplo, le regalaron este Lamborghini Huracán con los colores de la bandera del Vaticano. Pero nunca estuvo destinado a convertirse en papamóvil. El Papa se limitó a poner su autógrafo en el vehículo antes de que fuera subastado. Luego destinó el dinero recaudado a los cristianos de Irak, las víctimas de la trata y los abusos, y las mujeres y los niños de África.
Un mes después le regalaron uno de los papamóviles que había utilizado en 2016 durante su viaje a México. A pesar de las preocupaciones de seguridad, el Papa había pedido que no fuera un coche blindado
El Papa ha utilizado también transporte público. En 2016, tomó un tranvía urbano ordinario para llegar a la ceremonia de bienvenida de la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia.
Cuando llegó a su destino, le entregaron una pequeña réplica y le aseguraron que llamarían a esta línea el tranvía papal.
Otro de sus gestos curiosos fue en Bangladés en 2017, donde aparcó el tradicional papamóvil y usó un carro a pedales.
Para sus incursiones en las calles de Roma, utiliza vehículos menos llamativos, como un Ford Focus o un Fiat 500L.
El caso es que, independientemente del medio de transporte que elija, Francisco siempre consigue impresionar con su estilo único.
CT
VM