A lo largo del año 2021 han fallecido 14 cardenales.
El primero fue el suizo Henri Schwery, que falleció el 7 de enero.
Este experto en matemáticas y física, tuvo que afrontar a finales de la década de los 80 el cisma de los lefebvrianos en su propia diócesis.
Menos de una semana más tarde, el 13 de enero, el Covid se cobró la vida del purpurado brasileño Eusébio Oscar Scheid, de 88 años, y antiguo obispo de Río de Janeiro.
El 2 de abril falleció el cardenal Christian Wiyghan Tumi, primer cardenal de la historia de Camerún, y uno de los personajes más comprometidos con el desarrollo y la búsqueda de la paz en su país.
Pocos meses antes había sido secuestrado durante varias horas por haber animado a los niños a regresar a la escuela tras un atentado en el que fallecieron varios de ellos.
También en abril, el día 10, falleció el cardenal australiano Edward Cassidy, a los 96 años.
Juan Pablo II lo nombró número 3 del Vaticano, en 1988, y un año después, presidente de del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Fue uno de los artífices de la Declaración Conjunta con la Federación Luterana Mundial sobre la Doctrina de la Justificación.
El cardenal Sebastian Koto Khoarai falleció el 17 de abril a los 91 años. Fue obispo de Mohale's Hoek, en Lesoto. Francisco lo había nombrado cardenal en 2016.
Diez días más tarde, el 27 de abril, falleció el surcoreano Nicholas Cheong Jin-suk, de 89 años. El antiguo arzobispo de Seúl había sido creado cardenal por Benedicto XVI.
El 29 de mayo, una enfermedad se llevó también al primer cardenal de la historia de Brunei, Cornelius Sim.
Este ingeniero fue también el primer obispo nacido en Brunei, un país del sudeste asiático de mayoría musulmana.
El cardenal Laurent Monsengwo Pasinya, de la República Democrática del Congo, falleció el 11 de julio a los 81 años. Gran defensor de los derechos humanos en su país durante la dictadura de Mobutu Sese Seko, formó parte, durante cinco años, del Consejo de Cardenales lanzado por el Papa Francisco para ayudar a reformar la Curia Vaticana.
También en julio, el día 29, falleció el cardenal francés Albert Vanhoye. A sus 98 años, este experto en la Biblia era el más anciano del colegio cardenalicio
El 10 de agosto falleció el cardenal español Eduardo Martínez Somalo. Tenía 94 años. Fue uno de los colaboradores más estrechos de Juan Pablo II, quien lo nombró cardenal camarlengo, encargado de administrar el Vaticano en período de Sede Vacante.
El 23 de septiembre el covid acabó con la vida del cardenal Jorge Liberato Urosa Savino, arzobispo emérito de Caracas. El purpurado fue el rostro de la Iglesia católica durante el Chavismo. Las tensiones con el gobierno continuaron durante el mandato de Maduro.
Tres días más tarde, falleció por la misma enfermedad el brasileño José Freire Falcão. Tenía 95 años y había sido arzobispo de Brasilia.
El 29 de septiembre falleció Alexandre José Mária dos Santos, el primer sacerdote, obispo y cardenal nativo de Mozambique. Tenía 97 años.
El 3 de octubre falleció el cardenal chileno Jorge Medina Estévez, famoso porque como cardenal protodiácono anunció el nuevo Papa al mundo en el cónclave de 2005.
También tuvieron mucho eco en el Vaticano otros dos fallecimientos.
El primero, el del jesuita Stan Swamy, fallecido el 5 de julio en un hospital de Mumbai, India. Tenía 84 años y estaba en prisión desde octubre de 2020.
Al gobierno no le gustaba su defensa de las comunidades indígenas adivasis, de la zona de Jharkhand.
También falleció en diciembre el nuncio Aldo Giordano. Su última misión diplomática fue ante la Unión Europea. Pero este año también había sido nuncio en Caracas, donde en nombre del Papa celebró la beatificación del primer laico del país, el doctor José Gregorio Hernández.
JMB
