El Papa Francisco beatificará personalmente a su predecesor Juan Pablo I. La ceremonia será en el Vaticano.
Francisco ha canonizado a casi todos los últimos Papas del siglo XX: Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II.
Con esta ceremonia, Juan Pablo I será beato, un paso importante que permite que sea venerado como santo en las diócesis en las que vivió. También en el Vaticano.
El cónclave que eligió a Juan Pablo I fue el más rápido del siglo XX. Fueron cuatro escrutinios y salió elegido por un enorme margen. Algunos cardenales presentes relataron que fue por aclamación.
Lo cuenta la responsable de la Fundación Vaticana Juan Pablo I, Stefania Falasca. Lo eligieron en primer lugar por su sencillez, que puso en práctica con gestos como eliminar el plural mayestático y sus homilías sencillas y cercanas, con frases en dialecto.
STEFANIA FALASCA
Fundación Vaticana Juan Pablo I
“El dialecto es el idioma familiar. Y la liturgia del Concilio que daba protagonismo a los idiomas locales suponía también una novedad absoluta. De esta manera, el mensaje de la verdad cristiana podía llegar a todos. Y él, con su sencillez, encarnó esto”.
Stefania Falasca explica que el entonces cardenal era considerado el candidato perfecto para impulsar el Concilio Vaticano II: un ambicioso programa de profunda conversión que necesitaba un rostro amable para llevarlo a cabo.
STEFANIA FALASCA
Fundación Vaticana Juan Pablo I
“Es como si hubiese abierto la ventana a una nueva ráfaga de viento. Pero, hay que subrayar, que su espontaneidad y su sencillez eran una decisión evangélica y teológica que derivaba de lo que el Concilio había indicado”.
Ya como obispo, Juan Pablo I había demostrado ser práctico, profundo y muy decidido. Quiso volver a los valores originarios del cristianismo y busco una nueva misionalidad.
STEFANIA FALASCA
Fundación Vaticana Juan Pablo I
“Quería vivir la pobreza. Había hecho de la sencillez su lema episcopal. Para él, era algo natural, teniendo en cuenta el mundo del que provenía. Un mundo rural, de un pobre que ha vivido la pobreza. El cardenal Beniamino Stella, que lo conoció, contó lo que decía a los padres de los seminaristas: ayudad a vuestros hijos a ser buenos sacerdotes, que no despilfarren el dinero”.
La repentina muerte de Juan Pablo I fue un duro mazazo. Su afabilidad había conquistado el afecto de toda la Iglesia en solo 33 días.
BSB/JRB