El 17 de diciembre es un día importante para Francisco pues cumple 85 años. Una vida que comenzó en el barrio de Flores, en Buenos Aires, Argentina.
A veces en encuentros comparte recuerdos de su infancia. Por ejemplo, aquí habló de una de sus maestras.
FRANCISCO
“Era una buena maestra. Nos enseñó a escribir y a leer, era genial. Cuando terminé la escuela, siempre me acordé de ella, porque acordarse del primer profesor es muy importante, porque es el que te hace caminar en la vida. La llamaba por teléfono, de niño, luego como sacerdote. Luego, como obispo, la ayudé cuando se enfermó”.
El Papa ha vivido en 6 países: Además de Argentina y el Vaticano, ha estado en Chile, España, Irlanda y Alemania. Habla español, italiano y alemán, y chapurrea francés e inglés.
Pero como Papa, le gusta hablar con palabras, pero sobre todo con gestos.
Lo hizo ya desde la elección de su nombre. Ningún otro Papa antes se había llamado Francisco.
También quiso que su primera misa fuera del Vaticano fuera en una cárcel de Roma.
Para él no era nuevo. En Argentina solía tener la misa del Jueves Santo en lugares como cárceles, hospitales, residencias de ancianos o centros de maternidad.
Casi por casualidad, con su primera ceremonia de canonización superó el récord de nuevos santos de Juan Pablo II. Y es que canonizó en esa misa a los 813 mártires de Otranto, ejecutados en 1480.
Pero, antes de decidirse a ser sacerdote, tuvo trabajos muy diferentes, desde técnico químico en un laboratorio, hasta portero de discoteca. Aunque cuando era niño tenía otros sueños profesionales.
FRANCISCO
“Cambié de idea, obviamente. Pero respondiendo a tu pregunta, cuando era pequeño quería ser carnicero. Me habría encantado”.
Ahora, a sus 85 años, Francisco sigue mostrando una gran energía y creatividad, para traducir en potentes gestos los mensajes de su pontificado.
CT/JMB
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