Durante el intercambio de regalos el Papa tuvo un bonito gesto con la traductora del presidente de Chipre al no dejarla sin regalo tras el encuentro.
Es habitual que el pontífice entregue regalos a las delegaciones, séquitos y traductores que acompañan a las personas con las que se reúne. Pero al terminar su reunión con el presidente Nicos Anastasiades el Papa se dio cuenta de que la traductora no había recibido el obsequio. “Para la señora”, señaló a sus colaboradores. Ella se quedó asombrada y no ocultó su satisfacción: “¿Para mí? Gracias, me considero afortunada”.