Francisco presidió la misa por los 17 cardenales y 191 obispos fallecidos en el último año con la casulla roja, el color del luto pontificio.
Es una ceremonia muy emotiva, puesto que se trata de conocidos o excolaboradores suyos, sobre todo en el caso de los cardenales.
Francisco recordó que algunos fallecieron a causa del coronavirus y en medio de situaciones complicadas que agravaron el sufrimiento. Por eso reflexionó sobre el dolor.
FRANCISCO
'Ante las dificultades y problemas de la vida es difícil tener paciencia y mantenerse serenos. Serpentea la irritación y a menudo llega el desánimo. Entonces puede suceder que nos sintamos fuertemente tentados por el pesimismo y la resignación'.
El Papa dijo que Dios acompaña en el sufrimiento de las personas. Recordó que su rol es el de padre y no de genio que resuelve problemas.
FRANCISCO
'Dios acompaña sobre todo en el dolor, como un padre que ayuda a crecer al hijo estando cerca de él en las dificultades pero sin sustituirlo. Y antes de que en nuestro rostro asome el llanto, la conmoción ya ha enrojecido los ojos de Dios Padre. Él llora antes, me permito decir'.
También lanzó un mensaje para los ancianos para que no se dejen llevar por la amargura de tantos sinsabores encontrados en la vida.
FRANCISCO
'Es feo. Es feo llegar a la vejez con el corazón amargado, con el corazón decepcionado, con el corazón crítico ante las cosas nuevas. Es muy duro'.
Francisco dijo que detrás de muchas situaciones difíciles lo que se esconde es una purificación que hace madurar a las personas.
Entre los presentes estaba el Secretario para las Relaciones Exteriores de la Santa Sede, monseñor Paul Richard Gallagher o los cardenales Giuseppe Bertello, Gianfranco Ravasi o el limosnero del Papa, el cardenal Konrad Krajewski.
JRB
VM
