En su audiencia general el Papa explicó que “la vida cristiana es acción, movimiento, dinamismo”, no es pasiva.
Se trata de no dejarse llevar por “los 'deseos de la carne' que no favorecen la comunión —como la envidia, la hipocresía, el rencor, las críticas destructivas”, sino de contar con la gracia y seguir como criterio de conducta la caridad.
“El amor es la regla suprema para poder seguir el camino de Cristo, nos hace conscientes de nuestra propia fragilidad, y misericordiosos y solidarios con las dificultades y debilidades de los demás”, recordó el Papa.
“No significa que el mal o nuestros impulsos negativos vayan a desaparecer, sino que Dios es siempre más fuerte que nuestras resistencias y nuestros pecados”, añadió.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy san Pablo nos exhorta a que caminemos según el Espíritu y nos dejemos guiar por Él en nuestro seguimiento de Cristo. Estas expresiones indican que la vida cristiana es acción, movimiento, dinamismo.
Al mismo tiempo, el Apóstol nos dice que hay que evitar el camino opuesto, al que llama “los deseos desordenados”. Pero eso no significa que el mal o nuestros impulsos negativos vayan a desaparecer, sino que Dios es siempre más fuerte que nuestras resistencias y nuestros pecados.
Por otra parte, este caminar según el Espíritu no es sólo una acción individual, implica también a la comunidad. Para poder combatir los “deseos de la carne” que no favorecen la comunión —como la envidia, la hipocresía, el rencor, las críticas destructivas— es necesario dar espacio a la gracia y a la caridad.
El amor es la regla suprema para poder seguir el camino de Cristo, nos hace conscientes de nuestra propia fragilidad, y misericordiosos y solidarios con las dificultades y debilidades de los demás.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Los invito a dejarse interpelar por las palabras de san Pablo: ¿Caminamos según el Espíritu o nos quedamos encerrados en deseos mundanos? Si nos dejamos guiar por el Espíritu, también estamos llamados a acompañar a los que más sufren, a rezar por ellos y a ayudarlos de una manera concreta.
Los animo a seguir en este camino con paciencia y alegría. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.