La primera etapa del “Sínodo sobre la Sinodalidad” inició solemnemente con esta ceremonia en la basílica de San Pedro. Allí Francisco propuso una guía para emprender esta fase local del sínodo, un proceso de consulta que se realizará en cada diócesis.
Es la etapa más ambiciosa de la historia de los sínodos, porque por primera vez comienza con una consulta global en cada diócesis, de forma que intervendrán más personas que en cualquier otro sínodo precedente.
El Papa pidió imitar a Jesús, que salía al encuentro de la gente y que escuchaba con atención.
FRANCISCO
'Es un ejercicio lento, quizás fatigoso, para aprender a escucharnos unos a otros – obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, todos, todos los bautizados – evitando respuestas artificiales y superficiales. No insonoricemos el corazón, no nos blindemos dentro de nuestras certezas. Las certezas muchas veces nos encierran. Escuchémonos los unos a los otros'.
El Papa dijo que el Sínodo es una ocasión especial para ejercer el “arte del encuentro” cara a cara.
FRANCISCO
'Dejémonos 'tocar' por las preguntas de las hermanas y hermanos, ayudarnos para que la diversidad de carismas, vocaciones y ministerios nos enriquezca'.
Había unas 3.000 personas presentes entre personas venidas de Roma y personal de la Curia.
Esta fue la última celebración de Guido Marini como maestro de ceremonias. Se irá como obispo a Tortona, cerca de su Génova natal.
Al terminar el Papa saludó a Gloria Cecilia Narváez, la monja colombiana secuestrada en Mali hace más 4 años por grupos afines a Al Qaeda que acababa de ser liberada.
JRB
VM